La dentadura primaria está compuesta por los denominados dientes de leche, que son 20, entre los que se distinguen ocho incisivos, cuatro caninos y ocho molares. Aunque los dientes de leche finalmente se acaben cayendo con los años para dar paso a la dentadura definitiva del adulto, las posibles complicaciones que se puedan dar durante esta etapa (caries, bacterias, deformaciones maxilares, etcétera) influirán de forma definitiva en la salud bucodental del niño, por lo que saber cuidar dientes y encías durante la infancia es muy importante para prevenir posibles afecciones futuras.
Según el estudio Orientaciones para la salud bucal en los primeros años de vida de la Sociedad Española de Odontopediatría (SEOP), la caries dental es actualmente la enfermedad crónica más frecuente en la infancia, con elevada prevalencia entre los preescolares españoles. Esta patología afecta a la salud general del niño, provocando dolor intenso, infecciones faciales, e incluso disminución en su desarrollo físico y su capacidad de aprendizaje; además, esta enfermedad es infecciosa y transmisible. Un niño que tenga caries en sus dientes de leche tiene muchas probabilidades de arrastrar estos problemas durante la vida adulta.
Caries y otros problemas
Durante la infancia precoz es necesario evitar ciertos hábitos que constituyen factores de riesgo que aumentan la posibilidad de que los niños desarrollen caries. Las principales causas de desarrollo de esta enfermedad durante la infancia son:
Déficit y hábitos incorrectos en la lactancia materna
Aunque la lactancia materna tenga muchas ventajas nutricionales y psicológicas, el desarrollo de malos hábitos eleva el riesgo de que el niño sufra complicaciones bucodentales, como las caries. Según el estudio de la SEOP, la falta de lactancia materna o un periodo corto e insuficiente de ella, puede conllevar alteraciones dentales y maxilares.
Por otro lado, a partir de la aparición de los primeros dientes, no es recomendable que el niño tome leche materna durante el sueño. Si el niño se duerme durante una toma, se debe interrumpir la misma o, en todo caso, lavarle los dientes después de la ingesta, ya que durante el sueño los factores protectores de la saliva se encuentran reducidos.
Uso inadecuado y excesivamente prolongado del biberón
Al igual que con las tomas de leche materna, no es aconsejable continuar con la ingesta de leche de fórmula cuando el niño se duerma; si se sigue dando el biberón, una vez termine la toma hay que lavarle los dientes. Además, el biberón debe ser utilizado sólo como recipiente para leche, por lo que otros líquidos, como zumo e infusiones se darán en tacitas u otros utensilios. Tampoco es aconsejable en ningún caso añadir miel o azúcar al contenido del biberón.
A partir del primer año de vida, el niño debe ir abandonando paulatinamente el uso del biberón y comenzar a masticar, de manera que cuando llegue a los 18 meses de edad, pueda desecharlo por completo. El uso excesivo del biberón más allá de la edad recomendada favorece la aparición de un patrón de succión infantil, lo que puede acarrear deglución atípica, una variante alimentaria causada por la ruptura en la coordinación de movimientos musculares faciales que origina malformaciones dentomaxilares.
Uso del chupete más allá de la edad recomendada
El chupete puede utilizarse, como máximo, hasta los dos años de edad, aunque lo más recomendable es abandonar este hábito entre los 12 y los 18 meses de vida. La alteración en la posición de la lengua que conlleva este hábito puede traer complicaciones que deberán ser tratadas por un odontopediatra.
Transmisión de bacterias
Algunos hábitos por parte de madres, padres y cuidadores favorecen la transmisión de bacterias que pueden conllevar al desarrollo de caries. Es recomendable, durante los primeros años de vida del niño, procurar no realizar determinados hábitos para evitar la transmisión de bacterias, como: compartir cepillos de dientes, cucharas y otros utensilios que el niño se lleve normalmente a la boca, soplar la comida o limpiar el chupete con saliva.
Además, según el informe de la SEOP, los niños cuyas madres que tengan altos niveles de bacterias durante el embarazo tienen mayor riesgo de contagio que el resto.
Alimentación
El desarrollo de caries durante la infancia está estrechamente ligado al consumo de azúcares y carbohidratos fermentables. Es aconsejable evitar, en cierta medida, toda fuente de azúcares refinados durante los dos primeros años de vida, como galletas, bollería, snacks o refrescos. Las recomendaciones de una dieta saludable a nivel nutricional coinciden con las de una dieta que favorezca la salud oral, para lo que hay que reducir el consumo de azúcares y fomentar la ingesta de frutas, verduras y otros alimentos sanos.
El consumo de alimentos y bebidas poco saludables entre comidas aumenta la desmineralización del organismo y favorece el desarrollo de caries.
Consejos para una correcta higiene bucal
Para prevenir las caries y otras posibles afecciones relacionadas con la salud bucodental, la mejor manera es establecer unos buenos hábitos de higiene oral. En este sentido, Madrid Salud, el organismo autónomo del Ayuntamiento de Madrid que gestiona las políticas municipales en materia de Salud Pública y Drogodependencias, ha elaborado el informe Consejos sobre salud dental en la infancia, que, con el objetivo de mantener en buen estado la salud bucodental de los niños, establece una serie de recomendaciones por edad:
De 6 a 12 meses
Se deben cepillar los dientes del niño diariamente, con un cepillo suave y sin usar pasta de dientes.
No se debe abusar de la ingesta de zumos y bebidas azucaradas. El niño puede tomar este tipo de productos ocasionalmente y siempre en pequeñas cantidades.
En algunos casos es aconsejable el uso de suplementos de flúor, pero se debe consultar con el pediatra antes de comenzar a utilizarlo.
Para el dolor de encías, muy común durante esta etapa en la que aparecen los primeros dientes, se pueden frotar suavemente con un cepillo o una gasa para aliviar las molestias.
De 12 a 24 meses
Hay que procurar conseguir una duración de cepillado adecuada (de dos a tres minutos).
Se puede emplear una pequeña cantidad de pasta de dientes a partir de los 18 meses.
Es recomendable empezar a cepillar la lengua y que el niño aprenda a enjuagarse y a escupir el agua.
De 3 a 5 años
Los niños deben cepillarse los dientes al menos dos veces al día y con la supervisión de un adulto.
Hay que instaurar unos hábitos alimenticios saludables, evitando, en la medida de lo posible, los dulces y las bebidas gaseosas.
Es importante tratar de eliminar hábitos como la succión del dedo y el uso del chupete, sobre todo antes de la salida de los dientes definitivos.
De 6 a 12 años
Es recomendable llevar el niño al dentista cada 6 u 8 meses para hacer revisiones.
Se puede empezar a utilizar la seda dental a partir de los 12 años.
Tomado de: https://cuidateplus.marca.com/familia/nino/diccionario/salud-dental-infancia.html